viernes, 26 de diciembre de 2008

(Crónica de un regüeldo)

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El avezado Mario creía tener la receta de la risa. Decidiose por gastar una intrépida broma a su amigo Vica. Escondido en la ducha, con la mampara corrida y la puerta del baño cerrada, solicitó los servicios de este para que le frotase esa parte de la espalda a la que no llega uno mismo.
Descubrió Vica la broma para alegría de ambos, y como zascandil que se precie, se dispuso a entrar en la ducha solicitando a su vez los servicios de Jokiñe.
En haciendo sitio a la susodicha, Vica creó nuevo espacio a costa de empujar la manilla del agua que disparose sobre nuestras testas propiciando un remojón de la generalidad de nuestros atuendos. Acontecimiento que Vica aprovechó para hacerse un nuevo peinado a la moda efecto mojado y Mario para ataviarse con un calentito albornoz.
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miércoles, 24 de diciembre de 2008

(Ficción de aficionados)

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-¿Dónde has estado todo este tiempo?
-Bueno, ya sabes, me tomé algún tiempo para mí. He estado viajando, estuve en la India... y en Moscú, y en algunos sitios más... Conocí a una chica. Bueno, primero conocí a otra pero no funcionó, una chica muy guapa. Y luego conocí a la que es mi novia, nos va muy bien, ella es perfecta para mí, tengo ganas de presentartela. Y bueno el resto del tiempo he estado trabajando, como siempre. De vez en cuando he hecho alguna visitilla a mis padres, que están muy bien los dos.
-¿Has venido a ver a tus padres y no has avisado?
-Si, bueno, veras: siempre que he venido ha sido con el tiempo justo, y aqui les he tenido que ayudar con papeleos de cosas, recibos y facturas, ya sabes...
-Sí, ya sé, tranquilo.
-¿Y que tal todo por aqui?
-No, aqui no ha cambiado nada, no te preocupes, todo está igual.
-¿Y ella? ¿Está con alguien?
- Si, claro, se casó.
-Oh, que mierda.
-¿Qué esperabas? Casi somos nosotros los que nos olvidamos de tí, nadie sabía nada de tí. Tuvimos que preguntar a tus padres que te había pasado. Y aún así todo este tiempo... nada, como si no existiésemos.
-Oye, lo siento, creí que tu me entenderías, por eso he venido a hablar contigo el primero. Necesitaba ese tiempo para mí. Tenía que reorganizar mi vida, aclararme, distanciarme de este puñetero pueblo... y de ella.
-Y yo te entiendo, sabes que siempre he pensado como tú. Pero joder, no puedes volver ahora y decirme donde has estado. No puedes decirme donde has estado si te pregunto dónde has estado porque joder, en realidad te estoy preguntando quien has sido y quien eres ahora. Y no se si será el volver aqui, pero no das la sensación de tener la respuesta, sigues pareciendo el mismo crío asustado y gilipollas.
...
En fin, no te molestes conmigo, te lo digo como amigo.
Seguimos tomando cervezas en el bar de Andrés, pasate esta tarde y saluda a los chicos.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

(Ficción de aficionados)

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-¡Papá! ¡Papá!
-¿Qué pasa hijo?
-Da la luz. Mira, acabo de soñar que era una gaviota. Volaba y volaba, y he visto cosas maravillosas. He llegado a una montaña nevada y me he posado en la nieve.
-Bien hijo, pero tienes que dormir, solo ha sido un sueño.
-¿Cómo que solo ha sido un sueño? Te estoy diciendo que era una gaviota, y he volado por encima de valles profundísimos, y podía elevarme muy alto.
-Está bien hijo, pero era un sueño. Me alegro de que te haya gustado, pero ahora ya ha pasado y tienes que seguir durmiendo.
-¿No lo entiendes papá? Te estoy diciendo que era una gaviota, ¿no lo entiendes?, yo era la gaviota. Arranqué el vuelo junto a un puerto pesquero y me alcé por encima de valles y montañas hasta llegar a la fria nieve. Te estoy diciendo que yo era una gaviota de verdad, ¡y sentía el frio en mis patas!
-No hijo, era solo un sueño. Tú eres un niño pequeño que está aqui, y que tiene que dormirse.
-No papá, eso no puede ser verdad. Aqui lo que había era el cuerpo de un niño con los ojos cerrados y tumbado de cualquier forma. Pero yo, papá, lo que soy yo era una gaviota. Era mucho más esa gaviota que ese niño tumbado en la cama. ¡La diferencia es gigante! ¿Cómo no te das cuenta? Yo apenas notaba el roce de las sábanas, pero sentía perfectamente el viento, y el frio de la nieve.
-Bueno hijo, pero ya pasó. Ahora tranquilizate y duerme. Buenas noches hijo.
-No, no tienes ni idea papá, no tienes ni idea...

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sábado, 6 de diciembre de 2008

(Ficción de aficionados)

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Bajó hacia el mercado como un sábado cualquiera. Dobló la esquina de su calle y enfiló la cuesta abajo, al final de la cual se encontraba la plaza salpicada de todo tipo de puestos de frutas, verduras, carnes, pescados y quesos.

En la bocacalle de San Pablo, a donde daban las traseras de algunos bares, un anciano conversaba acaloradamente con el que parecía ser su nieto. Un poco más abajo, el relojero, un hombre de avanzada edad, conversaba en la puerta de su relojería e invitaba a pasar a un hombre bien vestido que llevaba una maleta. En la otra acera dos amigos parecían celebrar algo porque se abrazaban, y un conocido que pasaba por alli le daba la mano en señal de felicitación a uno de ellos cuando este hubo cesado su abrazo. Un mozo con prisa entraba en un portal cargado de bolsas de la compra. Casi llegando a la plaza, dos hombres altos, protegidos del sol con sendas gafas, fumaban en la puerta de un restaurante en el que seguramente estuviese prohibido fumar.

Por fin llegaba al mercado. Le resultaban agradables las mañanas de otoño en el mercado recibiendo los timidos rayos de sol en su calva.
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Bajó hacia el mercado como un sábado cualquiera. Dobló la esquina de su calle y enfiló la cuesta abajo, al final de la cual se encontraba la plaza salpicada de todo tipo de puestos de frutas, verduras, carnes, pescados y quesos.

En la bocacalle de San Pablo, emboscado en la trasera de los pubs, un anciano le echaba en cara a su atracador, un joven toxicómano, que era un desgraciado y un indecente. El toxicómano sacaba del bolsillo una navaja terminando de persuadir así al anciano de que le entregase la cartera. El relojero, conocido pasante de todo articulo de lujo al que no se sepa como dar salida legal al mercado, abría con discreción la puerta de su relojería y miraba de lado a lado, antes de dejar pasar con una palmada en la espalda a su traficante de esa mañana. En la otra acera, dos rumanos celebraban con abrazos haber colocado de golpe dos kilos de coca bastante cortada, solventando así un marrón que les había tenido en vilo toda la semana. Justo en ese momento un cliente habitual se acercaba a por el gramo que ya había apalabrado y le tendía al traficante una mano adornada de 60 euros por el lado de la palma. Un chaval con demasiados vicios entraba cargado de bolsas en el portal de una casa de citas, que estaba siempre abierto. Se dirigía al segundo derecha, donde las prostitutas le pagaban al momento la compra robada, que de haber sido adquirida legalmente, doblaría su precio. Al final de la calle, justo llegando a la plaza, los guardaespaldas de Manolo Bocanegra custodiaban la entrada de su local fumando un cigarrillo. Las luces del interior apagadas indicaban que el restaurante estaba siendo usado plenamente por el señor Bocanegra, que probablemente estuviese cerrando unos trapicheos con, digamos, un traficante de coches.

Por fin llegaba al mercado. Le resultaban agradables las mañanas de otoño en el mercado recibiendo los timidos rayos de sol en su calva.

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martes, 2 de diciembre de 2008

(Ficción de aficionados)

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No quiero que me dé la razón porque sea igual darmela que no. Porque dármela sea más facil que explicarme por qué no la tengo. No quiero su desdén, respirar el hedor de su autosuficiencia, puaj. No quiero miradas por encima del hombro, y detesto la sensación de cuando empiezo a sentirme inferior por un instante, justo antes de que mi subconsciente vomite en su puerta. No quiero que me habrá la puerta, o que me dé la llave pensando en que luego podrá recordarme quien me dió la llave. No. Quiero agarrar el pomo de la puerta y girarlo yo mismo, darla patadas si se atora, cargar con el hombro si está cerrada. Hasta caerme al suelo rendido. Si está cerrada... si está cerrada mearé en la puta puerta, grabaré con una navaja "¡fatiga! ¡insomnio! ¡desidia!", la desconcharé a arañazos. Y no pararé de patear la puta puerta, de escupirla y volver a patearla, hasta que yo y solo yo, decida que ya es suficiente. Y entonces cogeré una piedra, la más grande que encuentre y la tiraré a la ventana. Romperé los cristales y gritaré para que se me oiga bien dentro "¡Jódete porque soy yo el que no quiere entrar!"

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domingo, 30 de noviembre de 2008

(Ficción de aficionados)

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-Ya sabes, carpe diem.

-Sí, mi padre siempre lo decía, pero a mí siempre me ha venido mejor "tempus fugit". Será que soy un vago. O no, simplemente me parece excesivo tener que pasarme la vida atrapando los días, cuando sé perfectamente que ya es bastante castigo ver como el tiempo se va. A veces hay que dejarlo correr solo un poquito, como cuando se abre una ventana una mañana de invierno: al principio es una jodienda el frío, pero luego se cierra y no queda rasto del frío y se disfruta de un ambiente menos cargado.

-Dejarás pasar tanto el tiempo, que al final solo seras un puñado de historia. Y lo peor es que nunca tendrás un Napoleon a tu vera que advierta de tu presencia, que arengue a sus tropas en tu nombre. Si al menos algo de eso ocurriese... pero nada, nada de nada.

-Que sí, que entiendo lo que me quieres decir, pero recuerda que en los momentos decisivos, ha sido un batallón de hombres el que ha salvado la historia. Pues esto igual, solo que el batallón soy yo mismo, y antes o despues (cuando llegue el momento decisivo) conseguiré hacerme con el control, ya lo verás.

-Sí, sí, tu confía en que antes o despues... ¡Memento mori tio!, es lo que te intento decir, puede pasar que mañana te pille un camión y te desfigure por completo. ¿Y sabes qué? Dios no quiera que te ocurra, pero así aprenderías que estas dejando pasar oportunidad tras oportunidad cada vez que te quedas aquí, bebiendo café y hablando conmigo. Y en cierta manera, serías tu mismo el que se ha atropellado con ese camión, sería tu inactividad, tu dejadez, tu jodido "tempus fugit". Cada sorbo que das de ese café y decides quedarte aquí sentado conmigo es un pisotón en el acelerador. Homo homini lupus, y sentiría que te tuvieses que dar cuenta de esta forma.

-¡Oh venga! No te pongas tremendista, estás exagerando.

-De acuerdo, como quieras, yo me callo, pero ella se irá con otro y entonces espero no tener que oir tus lamentaciones.

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viernes, 28 de noviembre de 2008

(Crónica de un regüeldo)

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-El mechero en las tetas.
-Lleva azúcar tal cual se saca de la caña.
-Has puesto nerviosa a la serpiente.
-¡Cuidado con el loro! ¡Podría morderte! ¡Incluso hacerte más daño que una serpiente!
-Joder, es el volumen perfecto de la música perfecta.
-¡Conduce con cuidado!
-Yo quiero uno de menta, un... machacao...
-To win.
-¿Te puedo tutear? Yo siempre he tenido una duda, ¿los taxistas...?

Borja, nunca debiste perdértelo...

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miércoles, 26 de noviembre de 2008

(Ficción de aficionados)

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-¿¡ CÓMO ME HAS LLAMADO!?
-Eh... esto... joder, ¿qué pregunta es esa? ¿cómo quieres que...
-¡Quita! Coge tu ropa y vete.
-¿Pero por qué? Joder, espera un momento, yo solo...
-¡QUE TE VAYAS GILIPOLLAS!. ¡VETE!

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domingo, 23 de noviembre de 2008

(Crónica de un regüeldo)

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ODA A LOS VÓMITOS DE KABRA
(o DE CÓMO KABRA CONVIERTE EL POTAR EN UN ARTE)


De sus carrillos rebosantes
a la fuerza fue retenido
lo que a la fuerza era sabido
elixir matutino laxante

El camino desesperante
que restaba hasta el servicio
a risas fue propicio
y nos mantuvo expectantes

El váter, antojose lejos
sustituyose por lavabo
Resultado: fueron impregnados
pantalón, calcetín y espejo.

Violentamente, con enojo
expuso al público la cena
que antaño pareció estar buena
mas en exceso de pimiento rojo.

Horizontalmente tendido
y femeninamente cuidado
simulaba no haber potado
en todas las farras que han sido.

Por sorpresa muy sorprendidos
cuando decidió repetir azaña
Y es que el Kabra siempre dió caña
en la vanguardia del descomido.

Acabó haciendo uso de la cama
terminado su tráfico digestivo
y en su haber tiene el estar vivo
y hacer noche en chez Valderrama.


Hoy más que nunca, esto es la crónica de un regüeldo
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miércoles, 19 de noviembre de 2008

(Ficción de aficionados)

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La última luz de la tarde se colaba entre la persiana. De fondo, Sabina pisaba el cielo de Madrid en un vuelo regular, justo antes de que Ana Belén diese órdenes a un joven maestro al piano.

-¡Antonio flores!
-¿Qué? No. Antonio Flores esta sobrevalorado- dijé solo por el placer de disfrutar derribando mitos, derribando sus mitos-, dime canciones suyas que no sean "Pongamos que hablo de Madrid" o "No dudaría".
-¡Bah! No tienes ni idea.

Paré de liar la marihuana que tenía entre las manos y me detuve a mirarla. Sentada en la silla frente al ordenador, ojeando su lista de canciones. Desnuda, tapada con la sabana a la altura del pecho. Me deleité con los dibujos que la luz que entraba imprimía en su espalda. Me miró y me reí de ella.

-¿Quieres hacer el favor de vestirte?
-¿Por qué? Estoy agusto así- verdaderamente lo estaba; a medio tumbar y apoyado en la pared, con mi codo clavado en la almohada-. Venga, ponme una canción de Antonio Flores y ven aquí conmigo. Si me gusta quizá te deje fumar.
-¡No vale! ¡Si te gusta de verdad, tienes que decirlo!. ¡Y fumaré de todas formas!- se acurrucó a mi lado.
-No, solamente si me gusta. Y si no me gusta me harás el amor, ¿de acuerdo?

Fumamos largo y tendido, después hicimos el amor entre niebla de marihuana y fue perfecto.

...no sé por qué, dos cometas se convirtieron en dos ojos negros. Tan bonita, tan morena, tan gitana como era...

...

Cuando me desperté a la mañana siguiente, ya no quedaba nadie; ni Antonio, ni Ismael, ni Joaquín, ni Victor Manuel... Todos se habian marchado a hurtadillas durante la noche.

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domingo, 16 de noviembre de 2008

(Ficción de aficionados)

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Manual amateur para el joven asesino:

1. Lo primordial es ganarse el favor del sujeto en poco tiempo, sin llegar a estar en contacto con sus círculos cercanos.

2. Se debe proceder en una ocasión en la que se disponga de tiempo en común con el sujeto en un lugar cerrado y a poder ser más o menos aislado sonoramente (esto último no es muy importante ya que el proceder será rápido y conciso).

3. Estando el sujeto sentado y desprevenido, acercarse por detrás con un objeto romo, a poder ser sin aristas. Asestar un único golpe certero en la parte lateral de la cabeza. Pero ojo, este golpe no esta destinado a acabar con el sujeto, sino a dejarle inconsciente, por ello es importante no aplicar la descarga con demasiada fuerza ya que esto podría causarle una fuerte hemorragia que lo pringase todo. También especial cuidado con las partes superior del craneo y la base del mismo, ya que suelen sangrar abundantemente.

4. Intentar que el sujeto no caiga estruendosamente al suelo. Mientras se le sujeta asfixiarle con una bolsa (tambien vale una soga al cuello o similar).

5. Tras comprombar su muerte, dejar al sujeto boca arriba durante un periodo de tiempo y boca abajo otro periodo igual de tiempo. Cuanto mas largos sean estos periodos mas sangre coagulará y menos sangrará al cortarle más tarde.

6. Proceder a seccionar al sujeto en 3 partes bien diferenciadas (4 para sujetos de gran envergadura). Mi consejo es que para el caso de tres, los paquetes sean: piernas; brazos y cabeza, y por otro lado el tronco. Para el caso de cuatro es preferible cortar las extremidades solamente hasta las rodillas y los codos y luego hacer dos cachos de similar tamaño con la parte del tronco.

7. Meter en bolsas de plástico y en bolsas de viaje después. Arrojar al contenedor de la basura, a poder ser poco tiempo antes de que pase el basurero.

No olvidar limpiar el lugar del crimen, pero nada de lejía ni trucos por el estilo, lo mejor es una buena limpieza superficial que no haga sospechar nada.

¡Que ustedes lo maten bien!
Un saludo.

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(A Joses)

jueves, 13 de noviembre de 2008

(Ficción de aficionados)

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-Mis padres dicen que vayamos la semana que viene otra vez a comer con ellos. Les he dicho que tenías que trabajar. Bien, ¿no?

Bobo dejó la cucharilla del café mal apoyada en el borde del plato mientras abría los ojos- ¿no?- repitió Sonrisa. Pero él ya no la escuchaba, miraba tras de ella, a través de la gran cristalera. Al otro lado algo le había resultado perturbadoramente familiar.

Se empezó a levantar ignorando a Sonrisa -¿a dónde vas?- y mientras lo hacía una melena rubia impactaba en su subconsciente y se desvanecía. Siguió poniendose en pie, empujando hacia atrás la silla con la parte trasera de sus piernas. La silla choco con otra silla ocupada por una señora; él ni se dio cuenta. De repente otra vez: una sombra de ojos oscura, una mirada penetrante impactaba en algún callejón de su memoria. Y de nuevo desaparecía.

Salió corriendo de la cafetería siguiendo esas botas de lluvia verdes -botas verdes como el destello verde de un recuerdo-. Se mojó durante unos metros hasta que se dio cuenta de que la había perdido. No sabía bien a quien seguía, pero perderla le dejó planchado. Se quedó quieto bajo la lluvia intentando recomponer el puzzle de dentro de su cabeza. No pudo, y tras mucho pensar empezó a notar el frio, el agua empapandole. Al levantar la vista para emprender su regreso, para acabar ese café con Sonrisa y no saber qué responder a sus preguntas (¿a dónde has ido? ¿por qué te has mojado tanto? ¿no te das cuenta de que vas a coger una pulmonía?); entonces la vio en la otra acera.

Cruzó a toda prisa, se salpicó con los charcos que él mismo pisaba; y despistado, se dejó atropellar por un coche que no pudo frenar lo suficiente. Rodó sobre el asfalto calandose hasta los huesos, y entonces se dio cuenta. Se levantó haciendo caso omiso al conductor que había salido del coche preocupado y corrió cojeando en su búsqueda. Vio su corta melena rubia a lo lejos, comprobó sus botas de lluvia verdes y aceleró.

-¡Beso!- gritó- ¡BESO!-. Ella paró en la acera, pero no se giró.

Eludió el dolor como pudo durante los metros que le quedaban para llegar a ella. Cojeando, a trompicones, le dio alcance cuando ella comenzaba a girarse. El la abordó por un lado cuando ella había dado ya casi media vuelta. Se enfrentó a su mirada penetrante, reforzada por la sombra de ojos oscura y al intentar hablar notó que le faltaba el aliento:

-Beso... ¿eres tú?

Sí, era ella.

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lunes, 10 de noviembre de 2008

(Ficción de aficionados)

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-Odio estos días en los que hace mal y buen tiempo a ratos...
-Bueno, no te quejes, hace bastante rato que luce el sol.
-¡Eso sí que lo odio! Es peor todavía...


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martes, 4 de noviembre de 2008

(Ficción de aficionados)

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CHAPTER I

Dentro de un Mustang del 85 un negro llamado "Black" Jhon (BJ en adelante) sentado en el asiento del copiloto, un blanco en el asiento del conductor llamado Tonny "Dealer" (TD en adelante) y otro blanco sentado en el asiento de atrás llamado Charlie el Liso (CL en adelante)

El Mustang azul esta aparcado en un barrio residencial. Hay café y vigilan una casa situada en la acera de enfrente. Dentro del coche TD baja el volumen de la radio en la que estaba sonando "Pump It" de Black Eyed Peas.

TD: ¿Habeis ido a votar esta mañana?
BJ: Nada de política mientras curramos...
CL: Sí, a primera hora.
TD: ¿Habrás votado a Obama, no?
CL: No, joder no, ya sabes que no, ¿por qué coño me preguntas?
TD: No sé como has podido votar a ese cabrón.
CL: ¿Cabrón? No sabía que McCain te mordía las pelotas mientras Obama te la chupaba.
TD: Que te jodan. McCain es más de lo mismo. Otros cuatro años de republicanos, lo que nos hacía falta. Jodidos conservadores...
CL: Gilipolleces, no oigo más que gilipolleces. Gilipolleces de un idiota que cree que tiene principios mientras espera a un tio para darle pasaporte.
TD: No me vengas con esas. Así me gano la vida, y bien sabe Dios que siento todas y cada una de las balas que le meto a esos pobres diablos en el cuerpo. Y eso no tiene una mierda que ver con que no quiera más Bush durante cuatro años más.
CL: ¡Joder! ¡La mierda que hay que oir! No dices más que gilipolleces. Yo he votado toda la vida a los republicanos y lo seguiré haciendo mientras me salga de las jodidas pelotas.
TD: Cojonudo. Dices eso y te quedas tan ancho. Más mierda pal' país solo porque el señorito tiene los santos huevos de seguir votando a los mismos capullos que ha votado siempre.
CL: ¿Señorito? Y me lo dice un puto neoyorquino ¡Jódete!
TD: ¿Que me joda? ¿¡Que me joda!? ¡Tira tu puto voto como te salga de las pelotas! ¡Adelante! Dáselo a un tio para que bombardee otro país que esta a tomar por culo. ¿Sabes cuanta pasta se disparaba en un día en suelo iraquí en las primeras semanas de guerra?
CL: ¡No joder! ¿Lo sabes tú?
TD: ¡Mierda, no! No lo sé. No se cuanta pasta es esa jodida pasta porque nunca la he tenido. Pero lo que sí sé es que con esa pasta, con la pasta de un puto día gastada en balas y en bombas, se podría sacar del puto subdesarrollo a cualquier país de África, incluso a Brasil. En cambio Obama es algo más, el hecho de que de una puta vez un país plagado de negros vaya a poder tener un presidente negro me pone cachondo ¡joder! Es el puñetero reconocimiento que se merece el pueblo afroamericano que tanto ha dado a este puñetero país.

TD mira a BJ y BJ saluda quitandose un sombrero imaginario en señal de despreocupado agradecimiento.

CL: ¡Hay que joderse! La cantidad de mierda que te puede salir de la puta boca. A ti no te importa una mierda el jodido pueblo afroamericano, con perdón BJ -BJ abre la palma de la mano en señal de perdón y bebe tranquilamente café mientras mira por la ventanilla- Te crees que por leer el puto periódico todos los días eres alguien, ¡y no eres una jodida mierda! Te diré algo señor "leo-un-puto-periódico-todos-los-putos-dias": si cualquier candidato a presidente de este país, sea negro, chicano, amarillo o incluso uno de esos jodidos italoamericanos; jura ante toda la puta nación en horario de máxima audiencia por la NBC, que usará el poder de los Estados Unidos para ayudar a Zambia a salir del puñetero subdesarrollo, entonces le daré mi voto. ¿Pero sabes que? Que ningún presidente de los Estados Unidos dirá eso jamás, porque para hacer eso hay que tener pelotas y ser un tarado. Y nadie tiene tantas pelotas. Y menos un futuro presidente. Joder, son todos unos jodidos-niños-pijos. Eso es lo que son, unos putos niñatos corrompidos. Mierda blanca por un lado, mierda negra por el otro.... Así que mientras tanto, si no te importa, seguiré votando la mierda que me apetezca. ¿¡Te ha quedado claro!?
TD: ¿¡A quién coño crees que llamas mierda negra!? ¡RETIRA ESA GILIPOLLEZ AHORA MISMO, CABRÓN!
CL: ¡A la mierda! ¡NO VOY A RETIRAR UNA PUTA MIERDA JODIDO DEMÓCRATA TARADO!
TD: ¿¡A QUIÉN LLAMAS TARADO!? ¡SERÁS HIJO DE PUTA!

TD desenfunda una 9mm mientras se gira en el asiento y la sitúa a cinco centimetros de la sien de CL. CL empuña el Colt que estaba apoyado junto a él en el asiento de atrás y lo sitúa en la frente de TD, justo encima de su ojo izquierdo.
BJ desenfunda su 9mm y les apunta a ambos intermitentemente.

BJ: ¡Joder! ¡Por esta puta mierda os digo que nada de política! ¡Ahora mismo nada me daría más gusto que ver como dos jodidos culos blancos se vuelan la puta tapa de los sesos discutiendo por un negro! ¡Qué cojones! ¡Se me desharía mi jodido culo de negro del puñetero gusto! ¡Pero joder, estamos trabajando! ¿¡Quereís que ponga un puto cartel en el coche que diga que venimos a por ese tio!? ¿¡Eh!? ¡Contestad! ¿¡QUERÉIS ESO!? Guardad las putas armas...

...

TD: Un Shelby gris, es él.
BJ: Lo teneís claro ¿no?
CL: Joder, sí.
BJ: Esperas a que salga a abrir la puerta del garage y le asaltamos. Coges las llaves del coche, compruebas que lleve la droga en el maletero y sales cagando leches. TC aparca junto a él y le metemos en el maletero. Tu te vas hacia el oeste por Easter Green, y lo aparcas en el garage de Gordo Montana. Nosotros nos vamos hacia el Sur, le damos pasaporte, al río y llamada a Gordo para decirle que ya esta hecho. Él último en llegar esta noche al Gran Caimán paga las copas.
CL: Joder, que sí.

BJ le asalta y el tio se acojona. CL quita el contacto del Shelby y abre el maletero. La droga esta ahí. TD derrapa en el jardín y el coche le cierra el paso. BJ abre el maletero del Mustang y le dice que se meta dentro por las buenas o por las malas. El sujeto duda y BJ le golpea la cara a placer con la culata de la 9mm. Cae inconsciente al suelo y BJ le grita a CL que qué coño hace en el puto Shelby, que salga de ahí y que le ayude a meterlo en el maletero. Este sale del coche que ya tenía la marcha atrás metida y le ayuda. TD grita desde dentro del coche que se den prisa. Consiguen meter al tio en el maletero y CL se mete en el Shelby y sale derrapando. BJ se mete en el Mustang y TD acelera.

BJ: Como pesaba ese hijo puta.
TD: ¿Siempre tienes que pegarles?
BJ: Así es más facil
...
TD: ¿Y tú a que hora has ido a votar?
BJ: No he ido
TD: Joder, pero si eres negro, ¿cómo cojones no has ido a votar?
BJ: Yo nunca voto
TD: ¿¡Es una jodida broma!? ¿¡Qué mierda es esa de que nunca votas!?
BJ: TD, no me sermonees, por Dios; trabajamos matando gente...

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(Ficción de aficionados)

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Consigue un coche más grande, una televisión más grande, un móvil más pequeño, una casa más grande y con más baños. Consigue una novia con las tetas más grandes, con la falda más corta, más maquillada. Compra ropa más cara, más llamativa, más cara, más llamativa; zapatos a juego, para colores claros y para colores oscuros; más pares, un nuevo móvil más pequeño. Haz más ejercicio, come más sano, masturbate menos o te quedarás ciego, fuma menos, bebe más, y si puedes empieza a ir al fútbol. Un colchón de agua, una rayita para estar bien, un colega que te hace la pelota, un bar en el que no dejan entrar a cualquiera. Y pide más copas, pide más canciones, pide la música más alta, pide más canciones, ponte un poquito más de coca. Esa rubia te mira, más ruido, más gritos, taxi a su casa. Fóllate a la rubia. Mañana por la tarde fóllate a la morena. Más copas, un nuevo local exclusivo, tu nuevo traje caro; otra rubia y para comertela, una rayita, taxi hacia su casa. Un móvil más pequeño, un coche con más caballos, una tele más grande, un traje más caro...

miércoles, 29 de octubre de 2008

(Ficción de aficionados)

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Me "bajo" de ella y me hago con un hueco a su lado. Busco a tientas el paquete de tabaco y el cenicero mientras con la otra mano me seco el sudor de la frente y me aparto el pelo que ahora percibo como asquerosamente sudado. Ella se acurruca a mi lado y me medio abraza en ese intento que tienen las mujeres de alargar el placer en el post-coito. Le pregunto por inercia si le ha gustado y ni tan siquiera escucho como dice que sí como lo dicen todas. Enciendo un cigarro y saco una pierna por encima de las sabanas porque hace un calor insoportable.

Ella que normalmente habla tanto, ahora me mira sonriendo, yo al verla me siento asqueado y la beso esperando que eso colme sus espectativas. Me pide un pitillo y se lo doy gustoso porque me siento mejor si no fumo solo. El rato que dura el cigarro me siento incluso cómodo, sonriente. Cuando ella acaba aparto el cenicero y me meto del todo en la cama. La abrazo para que no pueda ni imaginarse que hace ya mucho tiempo que sé que no debería estar ahi.

...

-¿A dónde vas?
-Voy a vestirme y me voy.
-¿Por qué tan pronto?
-Si salgo ahora todavía puedo llamar a Charly para que me cuele en el concierto.
-¡Pero si no ibas a ir!
-He cambiado de idea ¿te parece bien?. Joder, no sé qué hago pidiéndote permiso. -siento que me he pasado de brusco- Oye, me apetece ir, y tú has quedado dentro de una hora. Aprovecha para recoger un poco, llama a Isa y tomaros un café, yo que sé.- La miro a los ojos con cara de culpabilidad y le acaricio la mejilla. Noto que ella está enfadada.
-Siempre haces lo mismo. Te salen prisas, no estas a gusto, de repente tienes que irte o quieres irte o...
-Oye mira -la interrumpo-, no le des más vueltas de las que tiene, quiero ir a ese concierto y voy a ir. Podemos dejarlo así, te doy un beso y mañana te regalo ese libro de poemas de Lorca y paseamos por el malecón. O si lo prefieres me tuerces el morro, me voy sin despedirme y ya sabremos el uno del otro, como muy tarde la semana que viene.- Entrecruzo sus dedos con los míos.
-No me hables así, sabes que no me gusta -dice herida en su orgullo-. Dame un beso y vete. Pero quiero ese paseo y ese libro.
-Tranquila, los tendrás.
-¡Mañana!.
-Sí- la beso.
-¡Sin falta!
-Sí- cojo mi camiseta y me pongo las zapatillas.
-¡Y más te vale que me llames tú a mí!
-Descuida- cierro la puerta y respiro hondo.

Tras bajar las escaleras del portal de dos en dos descubro que en la calle hace un día magnífico.

sábado, 11 de octubre de 2008

(Basado en hechos reales)

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En las vísperas de los grandes días la suerte no le solía acompañar. Dos días antes se lo había jugado todo con una pareja mediocre, y como suele ocurrir, lo había perdido.

El día antes había meditado tirar la droga y correr cada vez que oía un sirena de policía, pero al final se quedaba mirando los coches patrulla perderse a lo lejos mientras se reía. Estaba solo, estaba muy bien solo. Inhalaba con las caladas del cigarrillo un aroma de bienestar. Le gustaba ver la borrosa noche desde su borrosa posición.

Llegaba contento y descansado (había dormido once horas). Se encontraba en perfecto estado anímico y de salud. Una vez más creía comerse el mundo. ¡Sí! Por fin era el gran día.

domingo, 5 de octubre de 2008

(Ficción de aficionados)

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Pasaron toda la tarde riendo y bromeando. Pasearon por el parque. Comieron un helado y él aprovechó para golpearle la mano y que ella se manchase la nariz de chocolate. Volvieron a reir. Un balón perdido cayó cerca y él jugueteó un rato hasta que ella le reocordó que tenían que irse. Él la tiró de una coleta cuando recuperaba su paso y salió corriendo. Ella le persiguió.

Al poco llegaron hasta el quiosco de chucherías de la calle de la estación. Él compró para ella una bolsa de ositos, sus preferidos. Ella compró para el una bolsa de lacasitos, sus favoritos. Comiendo poco a poco llegaron hasta la esquina de la calle del Carmen donde siempre se despedían. Se dieron un abrazo y despues se produjo un silencio mitad incomodo, mitad necesario.

El primero en hablar fue él:

-Lo peor de que hayan pasado veinte años no es el tiempo en sí, sino que ahora todo es asquerosamente distinto.

Ella le miró con expresión comprensiva y volvieron a darse una abrazo. Este más largo y fuerte.

Ella se fue por la calle del Carmen y al poco comenzó a llorar. Él, absorto en tristes pensamientos, siguió caminando muy despacio junto a la estación. Al encontrarse con la primera papelera sacó los lacasitos que le quedaban en el bolsillo, los miró por última vez y los arrojó dentro.

viernes, 26 de septiembre de 2008

(Basado en hechos reales)

Alusión a la teoria del amigo lanzador o como añadir nuevas especies al animalario de Peti
(http://asisonlascosas-seoane.blogspot.com/2008/09/el-amigo-lanzador.html)

Leyendo las sabias palabras de este gran observador de la vida que es Peti he sentido la necesidad imperiosa de nombrar a una especie que quizás mimetizada como amigo lanzador haya pasado inadveritada a los ojos de Peti (aunque lo dudo). Esoy hablando de el amigo buitre. Este amigo usa hábilmente las técnicas del amigo lanzador pero como medio para romper el hielo y desviar la atención de sí mismo en un primer instante. Usa hábilmente los tempos presentando a numerosos amigos (incluso los que simplemente pasaban por alli), ganando ya tiempo de contacto con las feminas a las que pretende cazar. Suele hablar bien y rápido diciendo cosas no muy esmeradas ya que las presas se encuentran atrapadas en una red de información novedosa tejida para darles caza. Desinhibido habla maravillas de sus amigos (y esto le hace parecer un tipo majete) pero nunca pretende el éxito para sus compañeros sino para sí mismo. Como no centra la atención sobre sí, se convierte a ojos de las presas en un tio despreocupado y sin ganas de ligar (nada mas lejos de la verdad) despertando así el interés de las más vanidosas de la manada. Finalmente cuando el ambiente creado se dispersa es cuando despliega sus garras y en la disolución de la manada comprueba si alguna inocente presa permanece hablando un rato más con él. De ser así ya solo tendrá que tener cuidado de no decir ninguna burrada y habrá conseguido lo que pretendía.

No quisiera dejar de mencionar a
la amiga columna que es la amiga que mantiene unido al grupo de amigas y que de dar con ella te abre un mundo de posibilidades. Conoce los secretos de todas las demás (ya que misteriosamente todas confian en ella más que en las otras) y te guía en el camino hacía el exito con la amiga que ella considera adecuada. Son difíciles de reconocer y generalmente se da con ellas por azar.

Por último quería aludir a
el amigo hacienda que es ese amigo que parece ser que está notablmente más bueno que el resto y que si sale contigo te mete un poco de presión ya que a partir de entonces tendrás que buscas las chicas de dos en dos, una para pagar el impuesto a tu amigo y otra para ya poder intentarlo tú por tu cuenta (si lo intentas de una en una a la manera usual ella te hace caso hasta que ve a tu amigo hacienda y pide que se lo presentes).

jueves, 25 de septiembre de 2008

(Ficción de aficionados)

Se aproximaron a la puerta. Ella la abrió y sin decir nada entraron los dos despacito.

Él la tomó por la nuca y acerco sus lúbidos a los suyos, frotó la carnosa léguida con la suya sintiendo todos y cada uno de los fámilos que había en ella. Rebañó la garbígea húmeda y entonces ella bajó las manos hasta su pantalón. Comenzó a desabrocharle los botones mientras él sentía las firmes péguidas de ella. Conteniendo muy poco la excitación bajó las manos hasta su caliente gubrida. Empezaron a empujarse juguetones mientras las prendas de ropa iban desapareciendo. Entonces ella comenzó a frotar sus sensibles clovideas en sus jálibas tersas mientras le apretaba intermitentemente las enrojecidas grombas. Él le susurro al oido alguna mentira y ella descubrió su juvenil clúbido granioso, para que acto seguido él se afanase en besarlo con toda la delicadeza de sus acelerados gánidos.

Encajaron violentanmente su gromio en su magrio y así continuaron hasta quedarse dormidos...

(A Pat)

(Crónica de un regüeldo)

Teléfono:
-Tío, ¿qué tal estas?
-Bien, bien, ¿dónde está mi cartera?
-Te la hemos cogido nosotros, la tiene Vica. Es que como cuentan cosas de las ambulancias he pensado que sería mejor...
-¡Pues ahora no me quiere coger ningun taxi porque no tengo dinero!
-¿¡Pero quieres venir a Galdacano todavía!?
-Joder claro.
-Pues dile que te pare detrás del escenario y le pagamos cuando llegues.

...
-El Joses, que se quiere venir y no le cogen los taxis porque no tiene dinero.
-¿No será porque tiene la pierna potada?
...

Teléfono:
-Oye, que al final me voy pa' casa.
-Vale Joses, ya hablaremos mañana.

Parece ser que no se acordaba de nada. Eso no está bien, no puedes darle un tortazo a Mosca y luego permitirte el lujo de olvidarlo...

viernes, 19 de septiembre de 2008

(Crónica de un regüeldo)

El bar se llamaba Charlston, o Claxton, o algo así. Los amanerados jebis de las 7 de la mañana decían de él que siempre abría (o que nunca cerraba) y que pese a parecerlo, solo había que empujar la puerta convencido. Que la gente era mala gente, pero eso sí, solo si se la molestaba.

Con esta presentación entramos en el Chlaston, y sí que parecía estar cerrado, sí que la única forma de entrar era empujando la puerta convencido, y sí que había gente que a priori, se podría calificar de mala.

Dentro habia oscuridad, y malas formas, y música no muy alta. Suciedad, gente enigmática y mucho viaje al baño. Los precios no eran baratos y el ambiente no era del todo distendido. No obstante, daban de beber (diría que licores de extraperlo). Para más seguridad, el Malxton, contaba con dos salidas.

Pero lo mejor de todo, es que en medio de suciedad, oscuridad y carismas de tabique roto; Josu decidió quedarse en el Haxton.

(Hoy hemos llamado a su casa y parece que ha llegado entero)

jueves, 18 de septiembre de 2008

(Ficción de aficionados)

Toqué la puerta y se abrió ante mí una luz lúgubre que perfectamente podía albergar una sesión de espiritismo. Ante mí estaba Cristine, asi que alargué el brazo furtivamente y le pasé 50 dólares que intentó rechazar. La miré con la cara de otras veces y ella se los guardó herida en su orgullo.
El aire de la habitacion aunque viciado, no llegaba a ser desagradable del todo.

- Pasa, John está ahí, mirando la tele.

El resto de la habitación no ofrecía mas alegrías que la luz que la iluminaba. John estaba sentado en un viejo sillón rojo que con la oscuridad parecía granate. Al rededor todo transmitía una sensación de desorden. John no miraba la tele que estaba encendida, sino que su vista se perdía a la derecha de esta. Cuando me vio hizo ademán de levantarse y a medio camino nos dimos un abrazo. La manta vieja que le cubría calló al suelo y la recogió de nuevo al sentarse.

-Celebro verte por aqui. ¿Que te trae?
-Ya sabes, he venido a ver a un viejo amigo- todos sabíamos que cuando aparecía por su casa era para darle algo de dinero, no mucho ya que yo tampoco andaba sobrado, pero lo suficiente como para que pudiese comprar algunas medicinas y aliviar así sus cada vez más frecuentes recaidas-. ¿Qué tal suena tu vieja flauta?

El se rio durante un rato. Hacía ya tiempo que eramos amigos y habíamos conseguido sintonizar nuestro sentido del humor. Cristine tomó una silla y se sentó a nuestro lado.

-¡No me hables de su saxo! El otro día habló en sueños, y ¡habló de vender su saxo! Y eso no es lo peor de todo, lo peor es que cuando se lo dije a la mañana siguiente, le pareció una buena idea.- John la oía y reía con la mirada hacía rato perdida a un lado de la tele.-¿¡De qué ibamos a vivir entonces!?
-Maldito saxo-musitó sin que nadie llegase a oirle.
-No puedes hacer eso John, tu saxo lo es todo-le dije.
-Claro que puedo, a veces pienso que debería venderlo y mandar todo al carajo. Las deudas de hoy las pago la semana que viene para poder contraer otras. Pero ¿y si no las pagase? Ya no me preocuparían las deudas nuevas, y entonces si que podría estar aquí tranquilo, como estoy ahora, bajo esta manta, y sin esta asquerosa fiebre.

Me fijé en él y sudaba, aunque era difícil de ver en la oscuridad. El trozo de brazo que le asomaba por encima de la manta era bastante delgado. Le pregunté si comía bien y dio un manotazo al aire. Cristine se levanto a preparar café.

-Oye hermano, quiero darte las gracias...
-No sigas John, ya sabes que lo hago por que quiero.
-En cualquier caso yo te lo agradezco. Bajaré ahora a comprar las medicinas, y mañana estaré algo mejor. Y quien sabe, quizas el jueves ya pueda actuar en el club con los chicos.-Su mirada se perdió de nuevo-. Lo estoy deseando.

Cuando Cristine regresó con el café, él se puso en pie de un brinco y se vistió para bajar a la farmacia. Se paró en el umbral de la entrada para que Cristine le dijese que por favor volviese rápido, remarcando el "por favor" con un punto de miedo en su mirada. Nos afanamos en envolver nuestras tazas de café con las manos y entonces ella se echó a llorar.

-Cada dia piensa más en colocarse. Y cada día esta peor cuando no lo hace. Y yo a veces, le doy un poco de dinero porque...- se calló y pararon las lágrimas- porque deberías oirle cuando toca con una ración de esa mierda. Es verdaderamente... bello. Dios, toca como nunca antes ha tocado. A veces los chicos le engañan para improvisar y poder dejar de acompañarle a la mitad y simplemnte quedarse mirándolo. Es genial, de verdad. Él ni se da cuenta, y pasan minutos y minutos y es igual que cuando estabamos en Nueva York, qué digo, ¡es mejor!. Y solo por esos momentos merece la pena. Dura un rato, a veces puede llegar a ser una hora, y es perversamente bueno. No se le nota la flaqueza de las piernas ni de los dedos, y se mueve, y a mi me parece verlo 20 años más joven. Pero luego-se le borró la sonrisa- luego de repente empieza a desafinar y él se da cuenta y al instante para. Y le habla a quien le escucha de como el tiempo es relativo y esas cosas que le gusta tanto decir, y que la verdad ya ni los chicos aguantan. Solo tú y algun pobre seguidor que lo idolatra, todavía.

Se hizo el silencio y bebimos café. Al termino de un cigarrillo me levanté y abracé a Cristine con fuerza. Ella me miro:

-¿Sabes? Ya hay gente que ha dejado de saludarle. ¿Cuanta gente le puede conocer en Nueva Orleans? Por Dios, ha tocado aquí desde siempre y cada vez hay mas caras que se dan la vuelta. Dile que haga algo, a tí todavia te hace caso.
-Tranquila, ahora cuando me lo cruce le pediré que se reponga para el jueves, pero escóndele el tabaco y cuida de que se abrigue.

Pisando los primeros escalones tomé aire fresco para mis pulmones y oí que subía unos pisos mas abajo. Al encontrarmelo en la escalera nos dimos un abrazo.

-John, el jueves estaré en el club, prometeme que te repondrás para tocar como solo tú sabes hacerlo.
-Te lo prometo.

Me fui jodidamente contento, porque sabía que si me lo había prometido lo haría. Y solo por eso seguía siendo su amigo.


(A Julio supongo)

miércoles, 17 de septiembre de 2008

(Basado en hechos reales)

A veces es triste que nadie tenga en el movil el llanto de un bebé como politono. Pero entonces aparece un coche pilotado por payasos y te preguntas si para alguien esta será una de esas veces en las que el placer de llegar a casa alivia el dolor que provoca el final de un viaje. Si una emoción prevalece sobre la otra y alivia el desazón que esta provoca.
Supongo que al final todo es igual de poco emocionante si no implica matar a una monja con un golpe de oreja.

(A Carupe)

(Ficción de aficionados)

-Perdona, ¿tienes fuego?
Le tiendo el mechero. Fuego, ella calada. Yo calada
-¿Estudias o trabajas?
-Ninguna de las dos cosas.
Yo calada, calada. Ella calada. Yo calada.
-¿A qué te dedicas entonces? ¿Eres artista o algo asi?
Ella pierde la mirada. Yo calada. Ella calada. Yo calada.
-Si algo asi- contesta.
-¿Cantas o bailas?- Rio nervioso y calada.
-No, cantar no es lo mío. Eso lo dejo para el que sepa...
Ella calada. Yo calada, calada.
-¿Entonces que es lo tuyo?
Yo calada. Ella calada. Yo calada
-Pues...- ella calada, cigarrillo a la mitad al suelo. Me mira a los ojos durante un incomodo instante y sonrie picarona antes de expirar el humo cerca de mi cara-...llegar- machaca el cigarrillo con la planta de su pie durante un instante que se me antoja eterno y siento como si se estuviese riendo de mi- clavarme en tu retina y marcharme.
Gira y se aleja pausada y descaradamente.
Me quedo mirandola embobado. Calada. Vuelvo en mí y sonrío.
-Será zorra... -calada.

(A Seoane)