lunes, 29 de junio de 2009

(Ficción de aficionados)

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Recientemente he aprendido lo que es el relax, y sé que porfín lo he comprendido porque he comprendido que sería incapaz de explicarlo (¡Ánimo valiente!):
Es un sabor a cerveza fría, un olor a hierba seca, una sensacíon de calor solar mezclado con fresco de la brisa, un sonido de conversación y carcajada. Es lo contrario de un reloj, algo parecido a una viñeta. Es el bastón para el anciano y el pintalabios de la quinceañera. Un vaso de leche tibia untada en mil galletas. El olor de un coche nuevo, un despertador que canta nanas, el ondear perfecto de una falda, encender un cigarro con una cerilla muy muy larga, oir tu poesía favorita en voz de Antonio Gala.
En fin, como un dedo que acaricia incansablemente tu espalda.

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(Basado en hechos reales)

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Manual de supervivencia, entrada 126.

Situación:
Mosca ha de pintar con un lapiz naranja sobre fondo blanco, llevando unas gafas de cristal naranja.

Error común:
Intentar explicarle que no va a ver lo que escriba.

Solución pro-risas:
Dejar que lo descubra por sí mismo.

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lunes, 22 de junio de 2009

(Basado en hechos reales)

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Estoy hasta las mismísimas de tanto estudiar. O me saco el resto de la carrera amasandome las pelotas a dos manos, o me voy de misiones al Congo. ¡¡¡QUE ESTOY MU LOCO!!!

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viernes, 5 de junio de 2009

(Ficción de aficionados)

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Perdí mi escaño por una niña de 16 años. Sé que es una locura, que lo tenía todo en esta vida: dinero, una mujer que me quería, dos hijas (la mayor casi de su edad ¡joder!), y aún así no pude evitarlo.

Sé que hay quien piensa que soy un enfermo, que no tiene sentido. Que ella era una niña, que iba a clase, y que teníamos que vernos a escondidas. No es normal, lo sé, no es normal si nos atenemos a lo que la palabra "normal" quiere decir. Pero no quiere decir que esté mal. Para mí no hubo nada más desde que la conocí. Llenó mi vida. Y eso es lo que la gente no entiende.

Me encandilaba su forma de llevar la carpeta, su forma de cargar sobre una pierna mientras fumaba. Su falda de hace unos años, que dejaba a sus muslos insinuarse. Porque ¡joder! también era algo sexual. El psiquiatra al principio pensaba que no, que yo era una especie de Michael Jackson hermafrodita. Pero nada de eso, era algo más parecido a American Beauty. Solo que nosotros si que lo hacíamos, y su boca... dios mío ¡cuanto echo de menos su boca!

Pero lo que más echo de menos es pasarme la tarde entera dándola caprichos, bailando el agua por ella, jugando a ser su juguete. Desnudarla tambien, no lo niego, pero sobretodo mirar directamente a sus gigantes ojos azules...

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