sábado, 14 de enero de 2023

(Basado en hechos reales)

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Bilbao, oscuro, invierno, humedad. 

En cuarenta minutos pasamos de "cerrado por vacaciones" a "pasa, te levanto la persiana". Tan inocente como la no existencia, inocentemente ¿por qué no? empezó a existir.  

Dentro había calidez -no parecía un local cerrado-. En el mostrador, que ni mota de polvo, se exponían las miradas profundas, el producto estrella. Las sonrisas estaban en el expositor más alto, intercaladas con algunas carcajadas. Todo un perchero lleno de abrazos. Tenían besos y orgasmos en oferta. 

Se cogió un poco de esto y aquello y se pagó con promesas. 

- ¿Envolvéis para regalo? Es para una versión de mí mismo que hace mucho que no veo. 

- Claro. -sonriendo. 


Quedé tan satisfecho que quise pasarme de nuevo. Oh mi tristeza al ver en la persiana bajada un cartel:

LOCAL CERRADO
NUEVA APERTURA: NI EN SORIA NI EN HUESCA

Así que me fui a Madrid a esperar el verano. 


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(Ficción de aficionados)

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Se van apagando las luces. Se atenúan, tintinean y desaparecen. Por dentro siempre explotan, solo a veces también por fuera.

Por dentro se siente que las farolas, al dejarlas a la espalda estallan, y al girarme al mirarlas ya es tarde. Resplandece mi cara al encender un cigarrillo en una calle que oscurece a medida que avanzo.

Abrazaré a mil putas desconsolado, romperé la habitación a carcajadas, llenaré el corazón de amigos, aprenderé alguna receta nueva, ahogaré los éxitos en mil vasos, me quemará el primer sol del verano. También algún día lloraré por lo más pequeño, pero en definitiva sobrevolaré la vida sonriendo.

La calle sin embargo, irá quedando oscura tras mi paso.

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