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"Aquí, no, espera, aquí..."
Balbuceaba mientras buscaba el deseo y su escondite; el lugar donde supuraba el corazón a lengüetazos, donde antes solía... rozar, frotar, embestir, besar.
Allí abajo había encontrado sosiego contra incertidumbre, energía contra desgana, calor contra soledad, y ni sombra de pecado... por eso lo cuidaba tanto. Por eso -a ratos- lo acariciaba con tanta delicadeza... y -otros ratos- se deleitaba con la suerte de contorsionismo a la que la sometía.
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martes, 24 de mayo de 2016
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