sábado, 11 de octubre de 2008

(Basado en hechos reales)

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En las vísperas de los grandes días la suerte no le solía acompañar. Dos días antes se lo había jugado todo con una pareja mediocre, y como suele ocurrir, lo había perdido.

El día antes había meditado tirar la droga y correr cada vez que oía un sirena de policía, pero al final se quedaba mirando los coches patrulla perderse a lo lejos mientras se reía. Estaba solo, estaba muy bien solo. Inhalaba con las caladas del cigarrillo un aroma de bienestar. Le gustaba ver la borrosa noche desde su borrosa posición.

Llegaba contento y descansado (había dormido once horas). Se encontraba en perfecto estado anímico y de salud. Una vez más creía comerse el mundo. ¡Sí! Por fin era el gran día.

1 comentario:

tOw3r dijo...

tio y mola... no tengo mas que decir...