jueves, 30 de septiembre de 2010

(Ficción de aficionados)

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Es curioso, el otro día estaba agobiado con los plazos, tengo que entregar algo la semana que viene, el comienzo de la novela, un resumen, algo... Y no me salía nada. Me agobiaba sobretodo pensar que antes me salían como churros. Un tio aparecia muerto, o habia un rapto, o alguien le ponía los cuernos a alguien sin saber con quien se la jugaba. A mí siempre me parecía la misma mierda, pero mi editor lo adora. Claro, le da de comer, y por supuesto a mí también, y bastante bien por cierto. Pero escribir nunca ha sido un problema. Yo soy el que lo tiene facil porque tengo el folio en blanco, y el papel lo aguanta todo como dicen, y si cuidas un poco lo que escribes es verdad. Tengo un don, mis novelas policiacas gustan a los adoradores de este género y esto me mantiene vivo y desahogado economicamente.

Pero el otro día no podia empezar. Llevaba unos días sin que me saliese nada. Todo me parecia una repetición, o una variación de algo que ya habia escrito. Así no me merece la pena romperme la cabeza, quiero rompermela por historias que me enganchen al menos un poquito mientras las escribo. Y nada.

Hice todo lo que se me ocurrió: lo de la borrachera, lo de tirar el vaso contra la pared como en las pelis, ponerme a Bob Dylan a todo volumen... hasta llamé a mi buen amigo Cazo, que nunca ha dejado de pegarle a la maría y le pedí que me trajese un poco. Pero nada.

Llegue a la conclusión de que mi problema era que hacía demasiado que era feliz. Nada me movía por dentro, todo estaba asombrosamente en calma dentro de mí, y eso hacía que no me apeteciese contar ninguna historia, porque las historias estan llenas de personajes, y si yo estoy plano ellos lo van a ser. No me apetecía escribir nada así...

Cogí la colonia y me puse un poco. Me peiné, me puse la camiseta que mejor me queda y me fui a conocer a alguna chica. Abordé a alguna en cafeterias, por la calle, en algún parque... pero como es normal todas desconfían de un tío que se pone hablar así como así. Poco a poco noté que mi técnica se iba perfeccionando, las chicas no me mandaban a la mierda a la primera de cambio, esto ocurría siempre, pero cada vez conseguía arrancarles un poquito más de conversación. Hasta que finalmente, unos días despues, y habiendo llegado a estar muy seguro de mí mismo, en el tren a Madrid, me puse a hablar con una desconocida y... bueno, duró bastante... creo que ella llegó a sentirse atraida por mí en algún momento, y desdeluego yo por ella, era una tía guapa y divertida. Podría decirse que congeniamos.

Me bajé del tren y me despedí. Me costó mucho hacerlo porque... bueno, vereís... nos dimos el número de teléfono y el email. Pero mi número y mi email eran falsos. Y nada más perderla de vista tiré el papel en el que me apuntó el suyo, sin haberlo leido siquiera.

Joder, ya sé que me vaís a decir que estoy loco. Y vaya que sí lo estoy. Pero no podeís entender la encrucijada en la que me encontraba. Cuando decidí hacer esto solo quería salir de mi profundo y oscuro pozo sin inspiración, de mi mierda de vida placentera. Y ahora solo me quiero cortar las venas por no haber conservado ese papel. Si lo hubiese sabido habría conservado ese papel, pero ¡joder, soy un puto pringado!

Se bajó en Atocha, y me dijo que tenía que coger MetroSur. Creo que no me dijo exactamente de donde era ni nada. Pero habia estudiado Bellas Artes. Es entre rubia y castaña. Con el pelo no muy largo. Aproximadamente uno 1,70 de estatura, pero no estoy muy seguro porque fuimos todo el trayecto sentados. Llevaba una blusa verde muy llamativa y un portatil colgado en bandolera. Me dijo que trabajaba en algo relacionado con el diseño, llevando campañas publicitarias a empresas... joder, ¿qué hice dios mio?... Si alguien cree que puede conocerla... que me lo diga por favor...

Eso sí, me pasé toda la noche escribiendo. Mi editor está encantado.


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domingo, 26 de septiembre de 2010

(Ficción de aficionados)

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Busco una mirada, y la sonrisa pertinente que es el 50% de la mirada según mis cálculos. La oteo, la desvelo, la escruto y luego la desecho. Paso a la siguente. No me sonrias así que se te nota. Siguiente. No tiene nada que ver con desnudar a nadie, no hay nada de morbo en esto. Simplemente es que quien te presta según que mirada no puede ser mala persona. Busco algo más claro esta, pero estoy bien entrenado, y aunque esté mal que yo lo diga, diferencio bastante bien el grano de la paja. No te creas que importas, al menos no todavía... Y de repente la encuentro.

-Ey tio, ven pa' acá. ¿Qué coño haces en esta vida?


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