domingo, 21 de noviembre de 2010

(Ficción de aficionados)

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Como echo de menos ver su cara. Es lo primero que el recuerdo desgasta. Todo lo demás, gracias a dios, dura bastante más. No me acuerdo todos los dias de su espalda, pero cuando lo hago la foto es perfecta. Y lo intangible... quiero creer que eso no se borra nunca. Que el deseo, más bien la necesidad, de un dedo deslizando por mi espalda, estará siempre ahí, ávida de ser satisfrecha.

Qué de detalles velados por lo cotidiano. Cuán deforme es el reflejo en el agua, dependiendo solo de si se agita.

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